lunes, octubre 31, 2005

Acerca de la reeducación del maltratador

Aunque ningún programa puede garantizar la no reincidencia, se ha determinado que en seguimientos a 4 años, ésta ocurre en el 15-20% de los varones que completan los programas específicos (alrededor del 45% de los que los inician), en contraste al 40- 70% de quienes no los realizan o completan. Y esa cifra es más baja en quienes acuden bajo mandato judicial que en quienes acuden por cuenta propia (probablemente porque los últimos no están obligados a acudir y terminar el programa).

Según evaluaciones realizadas con las víctimas, la cifra es algo mayor, mostrando las mujeres que el proceso es de desescalada progresiva de la violencia física y psicológica y de aumento de los comportamientos igualitario-pacíficos. Este éxito es menor con determinados colectivos (inmigrantes, etnias minoritarias), a menos que haya diseños especiales que tengan en cuenta su situación y se adapten a sus características. La transformación del estilo de vida abusivo es, en cambio, un objetivo más difícil de cumplir en estos programas, ya que requiere un trabajo de más largo y prolongado alcance, con vistas a no solamente detener el comportamiento violento, sino erradicar dicho comportamiento del propio estilo de vida

Solo algunos varones que ejercen violencia pueden rehabilitarse con estos programas, siendo nada o muy poco probable que lo hagan quienes más lo necesitarían –los asesinos y los maltratadores sistemáticos graves y crónicos-. Los programas son más eficaces en jóvenes, de buen nivel educativo, ausencia de enfermedad mental, con corta historia de control estratégico y con episodios puntuales y no severos de agresividad, especialmente si se incluyen en programas de duración no menor a un año. Y fundamentalmente en quienes acceden al programa precozmente con al menos un mínimo de iniciativa propia, reconocimiento de su responsabilidad y motivados para renunciar a su violencia,. Para evaluar -y promover- estos últimos parámetros es básico una intervención inicial por personal especializado realizada temporalmente lo más cerca posible del último episodio de violencia, y en colaboración con quien tenga el primer contacto con el maltratador (ya sea en la justicia, sanidad, servicio social o el mismo programa).

No basta que un programa se llame "para maltratadores" para que lo sea específicamente. Como ya indican los expertos internacionales, los formatos inespecíficos centrados en la agresividad, en la impartición de cursos “educativos”, o la reconciliación de la pareja, y llevados a cabo por personal no especializado, pueden conducir a falsos éxitos a corto plazo que aumentan el riesgo a largo plazo para la mujer víctima. (Es necesario saber que la mayoría de estos varones disminuyen “voluntariamente” sus incidentes violentos e intenta “respetar” a su pareja cuando ingresan a cualquier programa, adecuado o no, especialmente cuando lo hacen por mandato judicial, lo que no garantiza la continuidad ni sinceridad de su cambio). Pese a estos riesgos y como hemos dicho, en España, los formatos inespecíficos –además sobrevalorados en su eficacia, evaluada a cortísimo plazo y con muestras poco relevantes-, son casi los únicos ofertados actualmente en algunas comunidades, y promovidos incluso por la Administración o por algunos colegios profesionales.

El informe completo en Los programas de reeducación, reinserción o rehabilitación o para varones que ejercen violencia contra las mujeres.

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