Benita del Valle, de 49 años, era vecina del barrio vallisoletano de Pajarillos. Su marido, Eugenio, se ha entregado en la comisaría del mismo barrio.
Según confirmaron fuentes de la investigación, el presunto autor del crimen se vio presionado por el hallazgo de varias extremidades amputadas y de la cabeza de una mujer, que se correspondía, según sus rasgos físicos, con la desaparecida Benita del Valle.
La policía está ahora pendiente de la comparativa de las muestras de ADN para constatar que las piernas y el brazo son de la misma persona, aunque la confesión del marido avala esta tesis.
La víctima era profesora de bailes de salón y trabajaba como voluntaria en el centro cívico de la Zona Este. Sus familiares denunciaron la desaparición en marzo y colocaron carteles por las calles con su imagen en un intento de encontrar pistas sobre su paradero.
Al parecer, otra cabeza, que apareció en avanzado estado de descomposición en Villanueva de Duero en el mes de abril, no guarda relación aparente con este caso.
Los restos encontrados hasta el momento estaban envueltos en distintos elementos, desde un plástico hasta una bolsa de deporte y separados unos de otros. Así, el brazo que encontró un vecino de Villanueva de Duero cuando estaba realizando tareas de limpieza en la ribera a media tarde del 4 de mayo presentaba un "corte perfecto" por el hombro y estaba forrado de plástico.
Las dos piernas se encontraron en la pesquera de la minicentral cercana al paraje de Tordesillas conocido como El Puerto metidas en una bolsa de deportes, mientras que la cabeza fue recuperada dentro de un saco de tela de una conocida empresa de cerámica local.
En los cuatro casos, y sobre la base de que todo pertenece en apariencia al mismo cuerpo, las extremidades y la cabeza fueron amputadas con una radial o un aparato similar y no "a mano", dada la "precisión con la que se realizaron los cortes", según confirmaron al fuentes de la Guardia Civil al diario 'El Norte de Castilla'.
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