jueves, diciembre 11, 2014

El test que valora el riesgo de las maltratadas será modificado

El Gobierno lleva varias semanas probando en algunas comisarías un nuevo y modificado cuestionario policial de valoración de riesgo de las víctimas de violencia de género, cuyo sistema actual levanta críticas entre los expertos: es "como tirar una moneda al aire", dice la psicóloga forense de los Juzgados de Vigilancia Penitenciaria de Madrid; "debe cambiarse, porque la asignación automática de calificación no ha funcionado", sostiene el Sindicato Unificado de Policía (SUP); "hay que incluir en los protocolos y comunicar al juez los informes sanitarios y de atención social o psicológica para completar una evaluación relevante de riesgo", reclama el PSOE. Y hasta la propia delegada del Gobierno para la Violencia de Género, Blanca Hernández, remueve la configuración actual: "Las valoraciones de riesgo tienen que hacerse de forma más frecuente para proteger durante más tiempo a las víctimas del maltrato machista".

Bajo la idea de una nueva versión 4.0 (la última actualización, la 3.1, se desarrolló en noviembre de 2010), los ministerios de Interior y Sanidad e Igualdad han elaborado un cuestionario piloto que incluye indicadores de situaciones de especial vulnerabilidad, como la discapacidad, e incorpora preguntas sobre nuevas tecnologías y uso de redes sociales, situaciones laborales del agresor y la víctima o temas relacionados con los hijos. Las primeras previsiones del Gobierno apuntaban a la implantación del nuevo cuestionario durante el primer semestre de 2015, pero podría retrasarse al segundo "por la complejidad técnico-científica de esta actuación", según la respuesta que Interior dio recientemente a la diputada socialista Ángeles Álvarez.

Los datos incluidos en el último informe del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del CGPJ contaban que 14 de las 15 mujeres asesinadas este año que habían denunciado a su agresor contaron con valoraciones de riesgo bajo o no apreciado, lo que implica un determinado y menor nivel de protección policial. Junto a ello, en un informe enviado en marzo a Ángeles Álvarez, el Gobierno admitía que las valoraciones de riesgo alto o extremo (las que implican una vigilancia exhaustiva y que llega a poder abarcar las 24 horas del día) han bajado un 30% en los últimos tres años.

En ese mismo periodo, las valoraciones de riesgo extremo descendieron asimismo de forma espectacular: hasta un 46%. Según los datos del VI Informe anual del Observatorio Estatal de Violencia sobre la Mujer, donde están presentes varios ministerios, colectivos de mujeres y representantes autonómicos, si en 2010 se hicieron 94.979 valoraciones policiales de todo tipo de riesgo, en todo 2013 cayeron hasta las 64.112. De ellas, sólo 16.015 fueron catalogadas como de riesgo medio o alto a lo largo del año pasado, frente a las 31.691 que se consideraban así en 2010.

Los exámenes de peligro son realizados por los agentes de policía o Guardia Civil a las mujeres que presentan una denuncia y se elaboran según un cuestionario que incluye varios niveles de riesgo por cada asunto sobre el que se pregunta. En función de las contestaciones de la mujer, el agente va rellenando el cuestionario, que una vez finalizado es analizado automáticamente por el ordenador. La experiencia de los policías especializados en violencia machista cuenta que, ante respuestas no muy claras, muchos de ellos eligen una casilla alta "para que la calificación no se quede corta". Sin embargo, eso no siempre ocurre así, y la calificación puede variar sustancialmente de la realidad.

Javier Estévez, portavoz del SUP, señala que "hay preguntas muy cerradas, pero otras no tanto", lo que permite a la víctima, que está nerviosa, "dar una contestación no del todo veraz". "Esto incluye un elemento distorsionante", explica.

Al diagnóstico informático que resulta tras rellenar el cuestionario, los agentes pueden añadir una valoración subjetiva. Pero el problema está en que muchas veces este juicio se realiza "por policías no especializados en violencia de género", ya que el servicio de atención a las víctimas no funciona las 24 horas del día.

Serafín Giraldo, portavoz de la Unión Federal de Policía, coincide con el SUP en que "hay que revisar los criterios de esa máquina de asignación". Recuerda que, al final, "el policía puede quitar o añadir cosas, pero es un mero transmisor, porque quien hace la valoración es un juez".

"El cuestionario tiene un agujero importante, porque está realizado por personas que no tienen ni cualificación ni conocimientos sobre la evaluación conductual. Es como tirar una moneda al aire", asegura la psicóloga forense de los Juzgados de Vigilancia Penitenciaria de Madrid, Rocío Gómez Hermoso. Desde una experiencia de más de 30 años, dice que los retoques en los cuestionarios responden a un enfoque "publicitario, para que parezca que se está haciendo algo, aunque en realidad no es efectivo y no tiene calidad".

"No son adecuados, porque tienen una sensibilidad inferior al 50%, es decir, que dejan fuera a muchas personas peligrosas que no son captadas", indica a Europa Press.

Gómez recuerda que existe otro protocolo de evaluación, el impulsado por el Ministerio de Justicia en 2012 y elaborado por un psicólogo para que los médicos forenses de los juzgados, si los hay, lo apliquen. La experta reseña que ya en inicio fue muy criticado por los colegios y asociaciones profesionales de Psicología, por tener una sensibilidad inferior al 45% y estar a cargo de personal no experto. "Un médico no puede hablar de la peligrosidad de una conducta porque no es un psicólogo. Como no nos quieren pagar a los psicólogos ni las guardias ni el reconocimiento profesional, nos dicen que eso lo hace el médico que sí tiene la guardia concedida. El médico o no lo aplica porque reconoce que no sabe hacerlo, o lo aplica mal o le cede la evaluación a la policía", detalla.

En muchos casos, ni siquiera está ese médico, ya que las unidades de valoración forense que, según la ley, deberían estar a disposición de todos los juzgados de violencia sobre la mujer, no se han generalizado, de modo que son muchos los jueces que dictan medidas cautelares en la actualidad sin tener un informe sobre el riesgo de la víctima que vaya más allá de la evaluación policial.

Marisa Soleto, presidenta de la Fundación Mujeres, expresa, en este sentido, que las "valoraciones hay que mejorarlas" y que "deberían hacerlas también los forenses para que se diera una valoración integral".

Una de las proposiciones que hace el último informe del CGPJ sugiere también que "debería estudiarse la posibilidad de incluir la entrevista con personal de servicios asistenciales que atiende a la víctima también en las valoraciones de riesgo no apreciado y bajo riesgo". "En estos casos, independientemente de si existe o no medida judicial de protección, se deberían adaptar medidas policiales de control para la seguridad de la denunciante".

Sea como fuere, los propios policías encargados de hacer estas valoraciones reconocen que el procedimiento tiene mucho que mejorar. José María Serrano, portavoz del Sindicato Profesional de Policía, opina que haría falta redistribuir de otra forma a los efectivos, de tal manera que se concentraran en los horarios (noches, vacaciones) donde más actúa la violencia machista. También hace falta "mejorar la comunicación" con los juzgados, para que sea más "veloz" y "fluida" Y, sobre todo, hay que reforzar los modelos educativos, "porque se está volviendo a patrones y roles" machistas.

Fuente El Mundo

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