--La Policía Nacional ha centralizado el servicio de atención a la mujer tanto en los delitos contra la libertad sexual como en los casos de violencia de género. Incluso existe una unidad de prevención, asistencia y protección a las víctimas adscrita a su servicio. Pero ¿se puede prevenir realmente este tipo de violencia?
--La mejor prevención es la solidaridad. Porque es obligación de todos parar esta lacra y porque todos tenemos nuestra pequeña parcela de responsabilidad. Es una cuestión de Estado. Cuando se oye gritar a una vecina, cuando una profesora observa moratones en un niño, cuando una psicóloga detecta un maltrato o cuando una amiga nos cuenta lo que le hace su marido es nuestra obligación llamar al 091.
--Sí, pero la gente tiene miedo a identificarse por posibles represalias o puede pensar que se está metiendo en un problema familiar interno.
--No estoy diciendo que haga falta dar la cara, sino, simplemente, descolgar el teléfono e informar de lo que cree que está pasando. Sin dar nombres y manteniendo su anonimato. Luego, nosotros investigamos y comprobamos si se está produciendo un maltrato.
--Imagino que los casos que se encuentran son muy trágicos.
--Sí. Es una verdadera tragedia que te pegue la persona que más quieres. Pero la víctima, desde el momento en que se presenta en comisaría o conocemos su caso, se encuentra protegida en todo momento. Nunca está sola. Porque en violencia de género está implicada toda la Jefatura, no solo las unidades más especializadas. Toda la Policía esta volcada con el tema. Y mientras va relatando el suceso en cualquier comisaría de distrito, aquí, en el Servicio de Atención a la Mujer, ya lo estamos analizando y trabajamos en ello.
--¿Cómo se llega a la protección?
--Una mujer puede acudir a cualquier comisaría a contar su caso. Allí se le proporciona un abogado especializado en violencia de género y una asistente social del Instituto Aragonés de la Mujer. En el caso de que necesite acudir a un hospital, los agentes la acompañan. Si el agresor no está detenido, se le arresta tras investigar y comprobar la denuncia. Y se le lleva ante el juez. Y a la mujer se le proporciona desde un piso de emergencia para las próximas 24 horas a un dispositivo especial de protección continuado. Si hay hijos, se les vigila también, incluso en la entrada y salida del colegio.
--¿Y si da marcha atrás en la denuncia?
--Es bastante habitual. Hay muchísimos quebrantamientos y muchas siguen sin denunciar. De los casos más sangrantes nos enteramos por los partes médicos de los centros de salud y urgencias. La Delegación del Gobierno ha hecho un esfuerzo para facilitar esta información. El caso es que a veces vienen solo para desahogarse y se van cuando se calman. Otras, para que asustemos al maltratador.
--¿Existe una población determinada de riesgo?
--No, pero sí se ha incrementado la violencia en los jóvenes de 16 y 17 años con novios celosos que les controlan hasta la vestimenta y el maquillaje. La labor que se realiza es fundamentalmente psicológica para que se desenganchen de ellos. Tampoco son aislados los casos de violencia en los mayores de 70 años. En estas edades, los hijos tienen que implicarse y tomar cartas en el asunto.
--El patrón familiar es fundamental en este tipo de comportamientos o esto es un mito.
--Creo que la figura de un padre fuerte, protector y que defiende a su familia frente a otros es muy importante.
Fuente El Periódico de Aragón
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