jueves, diciembre 11, 2014

El test que valora el riesgo de las maltratadas será modificado

El Gobierno lleva varias semanas probando en algunas comisarías un nuevo y modificado cuestionario policial de valoración de riesgo de las víctimas de violencia de género, cuyo sistema actual levanta críticas entre los expertos: es "como tirar una moneda al aire", dice la psicóloga forense de los Juzgados de Vigilancia Penitenciaria de Madrid; "debe cambiarse, porque la asignación automática de calificación no ha funcionado", sostiene el Sindicato Unificado de Policía (SUP); "hay que incluir en los protocolos y comunicar al juez los informes sanitarios y de atención social o psicológica para completar una evaluación relevante de riesgo", reclama el PSOE. Y hasta la propia delegada del Gobierno para la Violencia de Género, Blanca Hernández, remueve la configuración actual: "Las valoraciones de riesgo tienen que hacerse de forma más frecuente para proteger durante más tiempo a las víctimas del maltrato machista".

Bajo la idea de una nueva versión 4.0 (la última actualización, la 3.1, se desarrolló en noviembre de 2010), los ministerios de Interior y Sanidad e Igualdad han elaborado un cuestionario piloto que incluye indicadores de situaciones de especial vulnerabilidad, como la discapacidad, e incorpora preguntas sobre nuevas tecnologías y uso de redes sociales, situaciones laborales del agresor y la víctima o temas relacionados con los hijos. Las primeras previsiones del Gobierno apuntaban a la implantación del nuevo cuestionario durante el primer semestre de 2015, pero podría retrasarse al segundo "por la complejidad técnico-científica de esta actuación", según la respuesta que Interior dio recientemente a la diputada socialista Ángeles Álvarez.

Los datos incluidos en el último informe del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del CGPJ contaban que 14 de las 15 mujeres asesinadas este año que habían denunciado a su agresor contaron con valoraciones de riesgo bajo o no apreciado, lo que implica un determinado y menor nivel de protección policial. Junto a ello, en un informe enviado en marzo a Ángeles Álvarez, el Gobierno admitía que las valoraciones de riesgo alto o extremo (las que implican una vigilancia exhaustiva y que llega a poder abarcar las 24 horas del día) han bajado un 30% en los últimos tres años.

En ese mismo periodo, las valoraciones de riesgo extremo descendieron asimismo de forma espectacular: hasta un 46%. Según los datos del VI Informe anual del Observatorio Estatal de Violencia sobre la Mujer, donde están presentes varios ministerios, colectivos de mujeres y representantes autonómicos, si en 2010 se hicieron 94.979 valoraciones policiales de todo tipo de riesgo, en todo 2013 cayeron hasta las 64.112. De ellas, sólo 16.015 fueron catalogadas como de riesgo medio o alto a lo largo del año pasado, frente a las 31.691 que se consideraban así en 2010.

Los exámenes de peligro son realizados por los agentes de policía o Guardia Civil a las mujeres que presentan una denuncia y se elaboran según un cuestionario que incluye varios niveles de riesgo por cada asunto sobre el que se pregunta. En función de las contestaciones de la mujer, el agente va rellenando el cuestionario, que una vez finalizado es analizado automáticamente por el ordenador. La experiencia de los policías especializados en violencia machista cuenta que, ante respuestas no muy claras, muchos de ellos eligen una casilla alta "para que la calificación no se quede corta". Sin embargo, eso no siempre ocurre así, y la calificación puede variar sustancialmente de la realidad.

Javier Estévez, portavoz del SUP, señala que "hay preguntas muy cerradas, pero otras no tanto", lo que permite a la víctima, que está nerviosa, "dar una contestación no del todo veraz". "Esto incluye un elemento distorsionante", explica.

Al diagnóstico informático que resulta tras rellenar el cuestionario, los agentes pueden añadir una valoración subjetiva. Pero el problema está en que muchas veces este juicio se realiza "por policías no especializados en violencia de género", ya que el servicio de atención a las víctimas no funciona las 24 horas del día.

Serafín Giraldo, portavoz de la Unión Federal de Policía, coincide con el SUP en que "hay que revisar los criterios de esa máquina de asignación". Recuerda que, al final, "el policía puede quitar o añadir cosas, pero es un mero transmisor, porque quien hace la valoración es un juez".

"El cuestionario tiene un agujero importante, porque está realizado por personas que no tienen ni cualificación ni conocimientos sobre la evaluación conductual. Es como tirar una moneda al aire", asegura la psicóloga forense de los Juzgados de Vigilancia Penitenciaria de Madrid, Rocío Gómez Hermoso. Desde una experiencia de más de 30 años, dice que los retoques en los cuestionarios responden a un enfoque "publicitario, para que parezca que se está haciendo algo, aunque en realidad no es efectivo y no tiene calidad".

"No son adecuados, porque tienen una sensibilidad inferior al 50%, es decir, que dejan fuera a muchas personas peligrosas que no son captadas", indica a Europa Press.

Gómez recuerda que existe otro protocolo de evaluación, el impulsado por el Ministerio de Justicia en 2012 y elaborado por un psicólogo para que los médicos forenses de los juzgados, si los hay, lo apliquen. La experta reseña que ya en inicio fue muy criticado por los colegios y asociaciones profesionales de Psicología, por tener una sensibilidad inferior al 45% y estar a cargo de personal no experto. "Un médico no puede hablar de la peligrosidad de una conducta porque no es un psicólogo. Como no nos quieren pagar a los psicólogos ni las guardias ni el reconocimiento profesional, nos dicen que eso lo hace el médico que sí tiene la guardia concedida. El médico o no lo aplica porque reconoce que no sabe hacerlo, o lo aplica mal o le cede la evaluación a la policía", detalla.

En muchos casos, ni siquiera está ese médico, ya que las unidades de valoración forense que, según la ley, deberían estar a disposición de todos los juzgados de violencia sobre la mujer, no se han generalizado, de modo que son muchos los jueces que dictan medidas cautelares en la actualidad sin tener un informe sobre el riesgo de la víctima que vaya más allá de la evaluación policial.

Marisa Soleto, presidenta de la Fundación Mujeres, expresa, en este sentido, que las "valoraciones hay que mejorarlas" y que "deberían hacerlas también los forenses para que se diera una valoración integral".

Una de las proposiciones que hace el último informe del CGPJ sugiere también que "debería estudiarse la posibilidad de incluir la entrevista con personal de servicios asistenciales que atiende a la víctima también en las valoraciones de riesgo no apreciado y bajo riesgo". "En estos casos, independientemente de si existe o no medida judicial de protección, se deberían adaptar medidas policiales de control para la seguridad de la denunciante".

Sea como fuere, los propios policías encargados de hacer estas valoraciones reconocen que el procedimiento tiene mucho que mejorar. José María Serrano, portavoz del Sindicato Profesional de Policía, opina que haría falta redistribuir de otra forma a los efectivos, de tal manera que se concentraran en los horarios (noches, vacaciones) donde más actúa la violencia machista. También hace falta "mejorar la comunicación" con los juzgados, para que sea más "veloz" y "fluida" Y, sobre todo, hay que reforzar los modelos educativos, "porque se está volviendo a patrones y roles" machistas.

Fuente El Mundo

martes, diciembre 09, 2014

Catorce de las 15 asesinadas en 2014 que habían denunciado a su agresor por violencia machista tenían una valoración policial de riesgo «no apreciado» o «bajo», según el último informe del Observatorio de Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial.

El documento estudia 15 casos porque está fechado el 1 de diciembre, por lo que no incluye los dos asesinatos de ayer en Valladolid (la víctima había denunciado) y en Valencia (no lo hizo). El decimoquinto caso analizado -la mujer de Madrid que, junto a su hija, murió a manos de su novio y cuyos cadáveres aparecieron en noviembre- está bajo secreto del sumario, circunstancia que hace que el informe no haya podido profundizar en él.
El Informe sobre fallecimientos por violencia de género con procedimientos judiciales previos en 2014 señala que incluso en dos de los tres casos en los que la orden de protección estaba en vigor -Villarejo de SalvanésCubillos de Sil y Berja-, el riesgo fue valorado como «bajo» o «no apreciado». Y ese peligro, ya fuera evaluado alto, bajo o inexistente, siempre vivió en las 47 mujeres en total (más ocho casos en investigación) asesinadas en lo que va de año.
La mayoría no denunció, pero las 15 analizadas en el informe, sí. Se atrevieron a salir de la intimidad de la violencia y se la contaron al Estado para que las protegiera: asistentes sociales, médicos, policías, jueces... Pero murieron. ¿Qué falló?
A ello responde el dossier de 23 páginas elaborado por el Grupo de Expertos del Observatorio de Violencia de Género del CGPJ con información propia y de la Delegación de Gobierno de Violencia de Género del Minsiterio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Parte del texto fue hecho público la semana pasada, pero ELMUNDO ha tenido acceso al informe completo, que repasa, uno a uno, 14 casos y apunta algunos datos sobre el decimoquinto, la historia fatal de A. P. y su pequeña A. El 16 de enero, la madre y abuela de las víctimas presentó una denuncia en el Decanato de los Juzgados de Madrid por malos tratos a las tres. El CGPJ indica que, a falta de recibir la copia íntegra del caso, «parece que las diligencias previas fueron sobreseídas», porque no se localizó a la denunciante en la casa que señaló el Juzgado Número 16. Los cuerpos fueron hallados hace dos semanas, el auto está bajo secreto sumarial y no se conoce la valoración de riesgo.
«Más de la mayoría de las víctimas tenía una valoración de riesgo entre medio y no apreciado. Dicha valoración no debería restringir las opciones de protección o debería evitar una percepción de impunidad o incredulidad», escribe el CGPJ.
Todas las órdenes de protección que las víctimas pidieron, ocho, fueron concedidas. Pero los jueces no impusieron a ningún condenado los dispositivos telemáticos que alertan de sus acercamientos a las víctimas. «Estamos incentivando la formación en la materia, teniendo en cuenta que no se ha producido ningún homicidio/asesinato con pulsera».
La dispensa de declarar contra un familiar, «en la redacción que se mantiene del art. 416 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal desde el siglo XIX», está detrás de muchas de las renuncias, lo que pasó en la mitad de los casos. La voluntad o la coacción -«Me hice las heridas porque me caí», alegó M. J. en el juzgado de Lugo; «fue una pelea de los dos. El error fue mío», dijo M. F. en el de Arenys dos meses antes de ser asesinada- provocó archivos y la reanudación de la convivencia. O sea, un aumento de la «vulnerabilidad».
«Las víctimas de maltrato no quieren que sus agresores vayan a la cárcel, quieren que no se les acerquen más. Por eso se danarrepentimientos cuando los letrados trasladan a las víctimas las consecuencias penales de la denuncia». «Así -prosigue el informe- las víctimas llegan a no querer declarar o cambian sus declaraciones para proteger a sus agresores (...) La formación especializada es imprescindible (...) El Juzgado debe tener elementos para valorar la situación objetiva de riesgo».
Y el CGPJ lanza una crítica a la dispensa: «La redacción del 416 genera buena parte de las absoluciones. Y crea distorsiones en violencia de género. (...) En ningún otro delito, la víctima no sólo no se limita a perdonar a su agresor, sino que se culpa de su propia agresión, y está inmersa en el llamado ciclo de la violencia: agresión-denuncia-arrepentimiento-agresión (...) Este recurso procesal es un nuevo instrumento de dominación al servicio del violento».
Tres de los asesinos tenían antecedentes de agresión a otras parejas. El informe argumenta que hay que vigilar al agresordespués de cumplida la pena, ya que «una mayoría de condenados siguen obsesionados con el sentimiento de propiedad de que la ex pareja les pertenece a ellos 'y a nadie más', hecho que provoca una persecución permanente».
Y cuenta que en uno de los casos de esta quincena de sangre denunciada, el juicio rápido tardó ocho meses en fijarse. Pero llegó tarde: un día antes de celebrarse, él la mató.

Escudos rotos, vidas muertas

Alejamiento de 18 meses, muerte en tres
Tres meses después de que caducara la orden de alejamiento de un año y medio de duración, la pareja de N. R. P. acabó con su vida. Ella le había denunciado el 12 de septiembre de 2011 por trato degradante y el día 14, el Juzgado de Instrucción Número 6 de Vilanova i la Geltrú (Barcelona) lo condenaba a seis meses de prisión y prohibición de hablar y acercarse a la mujer a menos de 1.000 metros durante 18 meses. La pena se ejecutó entre el 14 de septiembre de 2011 y el 12 de septiembre de 2013. Maltratador y maltratada volvieron a convivir pero el día de la noche de Reyes de este año, él la mató. «La víctima fallece no teniendo ninguna medida cautelar ni procedimiento en trámite», remarca el CGPJ, por lo que no existía valoración de riesgo. «La reanudación de la convivencia con el agresor tras una denuncia y haber una condena aumenta enormemente la vulnerabilidad de la víctima».
Violencia, psiquiátrico y riesgo
El 15 de octubre de 2007 el hombre que siete años después acabaría matando a L. H. S. fue condenado por injurias a seis meses de prisión y cuatro de alejamiento. Después, el Juzgado Mixto Número 1 de Amposta (Tarragona) lo condenó por maltrato a seis meses de prisión y a no aproximarse durante dos años, un alejamiento que acabó en febrero de 2010. La Guardia Civil y los Mossos hiceron seguimiento durante ese periodo. El 11 de noviembre de 2012 el juzgado ordenó el internamiento del hombre en un centro psiquiátrico hasta que los médicos lo vieran oportuno. Pero el 28 de enero de 2014, la mujer fue asesinada «sin tener en vigor ninguna medida cautelar». «La relación continuó tras la condena y el alejamiento. La víctima estuvo en una clara posición de riesgo, con el agravante de la enfermedad psiquiátrica del agresor».
'Sin medida de protección'
También M. D. P. murió sin medida de protección alguna ni evaluación policial de riesgo, al menos en el informe que maneja el Observatorio de Violencia de Género del Consejo General del Poder Judicial. «Se trata de una situación idéntica a las anteriores. Tras las condenas del agresor, no existe ninguna medida de protección en vigor y la relación continuó con posterioridad». Todo arrancó el 3 de marzo de 2009, cuando el Juzgado de Violencia sobre la Mujer Número 1 de Elche condenó al acusado por malos tratos en el hogar a la pena de seis meses de prisión, privación al derecho a la tenencia de armas por 16 meses y a la prohibición de comunicación y aproximación a la víctima o a su domicilio durante 14 meses. La medida dejó de estar en vigor en 2010. Pero cuatro años y ninguna protección después, el 30 de enero de 2014, la mujer fue asesinada.
Antecedentes, perdón y archivo
El Juzgado Mixto Número 6 de Arenys no consideró probado el maltrato sobre M. F. y el 6 de abril de 2013 sobreseyó. El 29 de septiembre la mujer volvió a denunciar y el Juzgado Número 1 ordenó alejamiento. Dos semanas después, el Juzgado Mixto 3 decretó libertad sin fianza porque la mujer quebrantó la protección, se acogió a la dispensa a declarar y desmintió los hechos. «Queremos retirar la orden de alejamiento, porque fue una pelea y un error mío», dijo. El 11 de octubre el Juzgado Número 3 archivó la causa y el día 22 el Número 6 anuló la protección. Ese Juzgado abrió juicio por amenazas el 10 de enero. Pero 20 días después, todo acabó: «La víctima muere sin orden de protección en vigor». El agresor tenía antecedentes de maltrato con otra pareja. «Tras varias denuncias y alejamientos, la víctima interesa el alzamiento de la medida situándola en evidente posición de riesgo».
Secuestro, embarazo y nula protección
«Las heridas me las hice al caerme», dijo M. J. al magistrado del Juzgado Número 1 de Lugo. Ella prestó esa declaración judicial el 18 de octubre de 2013, cuatro meses antes de que el hombre al que se había atrevido a denunciar ante la Policía la asesinara. Ni siquiera se llegó a juicio. Su marido, «tras secuestrarla de su casa familiar de Vilaboa», se la llevó a Lugo. Mientras, el 11 de noviembre, se acordó la inhibición del caso en el Juzgado de Instrucción Número 3 y el 3 de diciembre se incoaron diligencias previas. Sin embargo, apenas dos meses y medio más tarde, el 23 de febrero de 2014, la víctima que había negado los hechos, probablemente por coacción y miedo, y sufrido, además, un secuestro, fue asesinada por su marido. Estaba embarazada. «No se había solicitado orden de protección», sostiene el CGPJ, que no refleja ningún tipo de valoración policial de riesgo.
No declara contra él, se archiva y la mata
El 5 de abril de 2012 M. D. F. vio cómo el Juzgado de Violencia sobre la Mujer Número 2 de Barcelona dictaba un auto de sobreseimiento provisional «por no haber quedado debidamente justificada la perpetración de hechos penales», según el documento del Observatorio del CGPJ. El argumento judicial fue que la mujer no había ratificado la denuncia que había presentado anteriormente ante los Mossos d'Esquadra. Nada importó que la víctima llevara años viviendo intermitentemente y al parecer sin valoraciones altas de riesgo con un marido que había sido detenido por amenazas de muerte. El informe asegura que el hombre tenía «múltiples antecedentes policiales y había ingresado en prisión por otros delitos». El 28 de marzo de este año, el agresor mató a la mujer que dos años antes no había querido ratificar su denuncia ni declarar ante el juez contra él.
Tres denuncias y un historial violento
M. B. E. denunció tres veces al que acabó siendo su verdugo, que ya había sido procesado por el presunto ejercicio de violencia machista sobre otras dos mujeres en el pasado. El hombre fue denunciado por M. B. E. el 7 de febrero, el 2 de marzo y el 17 de abril de 2014. El Juzgado de Violencia sobre la mujer Número 1 de La Coruña sobreseyó una de ellas. El 5 de marzo incoó diligencias por lesiones y maltrato familiar y el 22 de abril, por amenazas y violencia. Pero decretó sobreseimiento y archivó la causa porque «no existían indicios suficientes para aformular una acusación fundada en derecho». Ocho días después, antes de que se dictara sentencia firme, asesinó a la mujer. Ambos habían reanudado la convivencia y no existían medidas cautelares, ni el CGPJ señala valoración de riesgo alguna, aunque la víctima había recibido asistencia jurídica y psicológica.
Tres denuncias, riesgo 'bajo' y asesinato
Esta historia de violencia denunciada arranca en diciembre de 2006, cuando el Juzgado Mixto Número 5 de Guadalajara no concedió orden de protección y dictó sobreseimiento en el caso de H. B. Cuatro años después, la mujer volvió a denunciar a su agresor y el 5 de noviembre de 2010 Juzgado de Violencia sobre la Mujer Número 1 de Arganda del Rey (Madrid) repitió decisión con el sobreseimiento y archivo de la causa. Sin embargo, el 1 de abril de este año, ese juzgado de Arganda sí consideró maltrato y sentenció una orden de protección para ella y una de alejamiento para él. El informe del CGPJ afirma que la Guardia Civil realizó «tres valoraciones de riesgo variando de bajo a no apreciado». Un mes después de la decisión del juez, el 5 de mayo, el hombre mató a la mujer en Villarejo de Salvanés (Madrid). Es uno de los tres asesinatos con orden de protección en vigor.
Orden de protección en vigor
E. N. denunció dos veces a su agresor, que tenía una orden de alejamiento activada cuando la mató. El 24 de abril de 2013 el Juzgado Mixto Número 5 de Ponferrada condenó al maltratador a cuatro meses de prisión y a un alejamiento de su víctima «en un radio de 15 metros» durante un año y cuatro meses por lesiones. Siete meses después de ese auto, el 7 de noviembre, el hombre fue detenido por quebrantar el alejamiento y aseguró que iba a denunciar a la mujer. De hecho, existían denuncias cruzadas entre las partes y se estaba tramitando una orden de alejamiento de la víctima respecto del agresor. Pero el 24 de junio de este año, el hombre rompió el alejamiento que tenía fijado hasta el 15 de agosto y mató en Cubillos del Sil (León) a su víctima, que era beneficiaria del teléfono ATENPRO, un servicio de protección inmediata. Fue el segundo caso de muerte con protección en vigor.
El parte médico que llegó tarde
Larga historia judicial de V. F. que comenzó en octubre de 2009, cuando el Juzgado de Instrucción Número 2 de Málaga le concedió una orden de protección. En cambio, un mes después, el Juzgado 1 archivó la causa «por no parecer debidamente justificada la perpetración del delito». Y lo mismo hizo en diciembre el Juzgado de Violencia sobre la Mujer. Años después, el 22 de julio de 2014, el Juzgado de Instrucción 14 de Málaga incoó diligencias y se inhibió al Número 1 de Violencia sobre la Mujer, que, a su vez, trasladó el asunto al Número 2. Y en ese trajín, siete días después V. F. fue asesinada «sin tener en vigor medida de protección alguna», ni constancia de valoración policial de riesgo, según el CGPJ. El informe cuenta que la víctima acudió a un centro médico, que emitió un parte de lesiones. Lo envió por correo ordinario al juzgado pero llegó tarde: un día después del asesinato.
Orden en vigor, riesgo no apreciado
El 26 de junio de 2014 el Juzgado Mixto 22 de Berja (Almería) dictó protección para M. C. y un alejamiento de 200 metros para su agresor. El 8 de julio, se condenó al acusado por vejaciones a seis días de localización permanente y a un alejamiento de tres meses. El informe resalta que la denuncia fue interpuesta en el Juzgado en vez de en la comisaría o el cuartelillo, «de modo que no constaba en el sistema Viogen (sistema integral de seguimiento de Interior), no pudiéndose hacer una nueva valoración de riesgo, que en el momento del fallecimiento era no apreciado». Él la mató el 2 de agosto, con un alejamiento en vigor, justo al día siguiente de cumplir su pena de localización vigilada. El CGPJ afirma que el hecho de que esa localización fuera controlada por la Policía Local y no por la Nacional o la Guardia Civil, «también puso a la víctima en riesgo al desconocerse este dato en Viogen».
Absolución y crimen sin escudo
El hombre que el 3 de octubre de este año asesinó en Hospitalet de Llobregat (Barcelona) a G. D. tenía varios antecedentes de violencia de género con una pareja anterior y por los cuales había sido condenado. El 6 de junio de 2008 Juzgado de Violencia sobre la Mujer Número 1 de Barcelona acordó una orden de protección sobre su pareja anterior y a él le impuso un alejamiento que se canceló cuatro meses después. El 5 de mayo del año siguiente le absolvió. El agresor cambió de mujer y el 14 de abril de 2011, G. D. le denunció por «maltrato habitual». Pero el 1 de septiembre de aquel año el Juzgado de Violencia sobre la Mujer Número 1 de Hospitalet decretó el sobreseimiento provisional de la causa. La vida siguió unos años hasta que el 3 de octubre de 2014, la víctima fue asesinada «sin medida de protección alguna» y sin riesgo valorado por las Fuerzas de Seguridad.
No hizo falta juicio: la mató un día antes
El Observatorio señala este caso como ejemplo de «tiempo excesivo» entre las «diligencias urgentes» y el señalamiento del juicio: ocho meses. O sea, un día después del asesinato. En marzo de 2014, la víctima denunció a su agresor por maltrato en el hogar, pero luego no pidió alejamiento ni protección. El Juzgado de lo Penal 16 de Barcelona no dictó medida cautelar de protecciíon alguna. Y señaló el «juicio rápido» por unos hechos que habían ocurrido en marzo para el 11 de noviembre. No hizo falta citar a las partes porque, sin medida de protección de ningún tipo en vigor, ni calificación policial de riesgo, según el informe del Observatorio, el agresor mató a la mujer el 10 de noviembre, un día antes del juicio. El documento del CGPJ subraya que «en Barcelona no existe especialización de Juzgados de lo Penal en materia de violencia sobre la mujer».
El Fiscal no protege, la mujer muere
Hace menos de un mes que H. J. fue asesinada en Gerona por el hombre al que había denunciado unos cuantos meses antes sin obtener nada de la Justicia. «A falta de recibir todos los antecedentes», el informe del Observatorio de Violencia de Género del Consejo General del Poder Judicial relata que en febrero de 2014, la mujer denunció a su pareja por un delito de amenazas en el ámbito de la violencia machista. El Juzgado de Instrucción Número 7 de Figueras inició diligencias contra el agresor, pero denegó una orden de protección, que ni siquiera la Fiscalía había solicitado. La víctima volvió a vivir con su verdugo sin medidas de protección de ningún tipo ni valoración policial de riesgo que aparezca reflejada en el informe. Hasta el 14 de noviembre de este año. Ese día, el hombre que se había librado de una orden de alejamiento nueve meses antes acabó con la vida de H. J.
Fuente El Mundo


jueves, diciembre 04, 2014

Conclusiones Oficiales del V Congreso del Observatorio del Violencia de Género del CGPJ

El informe que emitió la Policía sobre la mayoría de las mujeres asesinadas este año en crímenes de violencia de género que habían presentado denuncia previa por malos tratos decía que no estaban en una situación de riesgo o que la peligrosidad era media o baja.

Esta es una de las conclusiones a las que ha llegado el Observatorio de Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) tras analizar caso por caso las causas que pudieron concurrir en el fatal desenlace de 14 mujeres muertas a manos de sus parejas aunque habían presentado denuncias previas por maltrato.

"La mayoría de las víctimas tenían una valoración del riesgo entre 'medio' y 'no apreciado', lo que hace preciso una revisión de los formularios utilizados en el Sistema de Seguimiento Integral de los Casos de Violencia de Género del Ministerio del Interior (Viogen)", explica el informe.

Por eso, la institución propone que incluso cuando el diagnóstico sea de riesgo bajo o no apreciado, "se incluya la entrevista con personal de servicios asistenciales que atienden a la víctimas, y que en estos casos se adopten medidas policiales de control para la seguridad de la denunciante independientemente de si existe o no medida judicial de protección".

El pasado mes de abril, el Ministerio de Sanidad anunció un acuerdo con el Ministerio del Interior para modificar el cuestionario del que se sirven los policías para realizar la evaluación del riesgo e incluir nuevas variables, como la situación laboral de la víctima, la existencia de hijos menores o su discapacidad, si la hubiera. Esta medida aún no ha entrado en vigor.

Ampliar el alcance del Viogen

Partes y juicios que llegan tarde

Informar a la víctima, aprobar las reformas

Para las fuerzas policiales, el Observatorio propone también la "introducción obligatoria de las denuncias que no se interponen ante las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en el sistema Viogen, de modo que este contenga toda la información necesaria para la seguridad de la víctima".

Pide además, que se integren en el sistema las policías locales, que en ocasiones se encargan del control de las penas de localización permanente, y se interconecte con los sistemas de gestión deInstituciones Penitenciarias y los puntos de coordinación de las órdenes de protección de las comunidades autónomas, para que la víctima y todos los agentes implicados, estén informados a tiempo real de la situación del agresor.

No es la única coincidencia en los casos analizados que ha encontrado el Observatorio. Según el informe, "en la mayoría" de los casos analizados la víctima se acogió al artículo 416 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal para no declarar contra su marido, que era el agresor".

La institución incide en que "dado que este tipo de delitos se cometen habitualmente en la intimidad del domicilio, la declaración de la víctima adquiere especial relevancia", por lo que propone que ésta sea grabada durante la fase de investigación con intervención de expertos y presencia de todas las partes, "y que pueda utilizarse para evitar una nueva declaración en el acto de juicio oral".

También sobre el ámbito judicial, destaca que en ocho ocasiones en las que se solicitó la órden de protección esta fue acordada, pero "en ninguno de los casos se acordó la imposición de dispositivos electrónicos, herramienta que sólo suele utilizarse cuando ya se ha producido algún quebrantamiento".

Por eso, dice que "incentivará la formación de jueces y magistrados en esta materia", ya que "no se ha producido ningún homicidio o asesinato en el que el presunto autor llevara la pulsera electrónica, lo que indica que los órganos judiciales habían valorado correctamente el riesgo de la víctima".

Además, indica que en uno de los casos, el parte de lesiones extendido por un centro de salud al que acudió la mujer diez días antes de ser asesinada, "llegó por correo ordinario al juzgado 24 horas después del crimen" por lo que solicita que estos partes sean remitidos "por vía urgente" a los órganos judiciales y las fuerzas policiales competentes.

En otros dos de los casos ha encontrado "un excesivo plazo de señalamiento", de hasta ocho meses, del juicio rápido ante el Juzgado de lo Penal, cuando por ley, la fecha no debería fijarse más allá de los primeros quince días. "El Observatorio ha solicitado el impulso por parte del CGPJ de la especialización de los Juzgados de lo Penal, tal y como recomienda la Ley Integral", dice sobre este asunto.

Sobre la respuesta a los agresores, se refiere a las muertes de tres niñas en Zamora y Asturias a manos del maltratador de sus madres para señalar que en su opinión es "conveniente y necesario que en los casos de delitos graves, como homicidios o asesinatos, el agresor sea privado de la patria potestad imperativamente como pena principal y no sólo accesoria, como ocurre en la actualidad".

En esta línea, propone que en los casos de violencia de género se tenga en cuenta la existencia de condenas anteriores por delitos leves para no aplicar la suspensión de la pena privativa de libertad que, según el Código Penal, puede concederse a los condenados a menos de dos años de prisión que enfrenten su primer delito. Aboga asimismo por "incidir en la rehabilitación del maltratador, con programas de reeducación".

Además, propone estudiar la conveniencia de eliminar las circunstancias atenuantes de confesión y reparación del daño que se tienen en cuenta en delitos de violencia de género, "tras constatar que la reacción de confesar el crimen en estos supuestos obedece más a un componente de jactancia o reafirmación que al arrepentimiento".

Otra de las recomendaciones de la institución versa sobre la necesidad de "que la mujer esté informada desde el primer momento del peligro que corre si vuelve con su agresor y de los medios de prueba que debe aportar para que el juzgado valore adecuadamente su situación de riesgo", a la vista de que ocho de las mujeres asesinadas habían reanudado la convivencia con el agresor tras denunciarle, e incluso después de que éste fuera condenado.

En este sentido, considera "muy positiva" la propuesta de prestar asistencia jurídica gratuita previa a la interposición de la denuncia que contempla el anteproyecto de Ley de Asistencia Jurídica Gratuita y recomienda tramitarlo de forma "urgente", junto a otras medidas anunciadas para violencia de género como las leyes de protección a la infancia, el Estatuto de la Víctima del Delito y la reforma del Código Penal.

Fuente El Mundo

martes, noviembre 25, 2014

Las denuncias por maltrato suben en Aragón y la inversión contra la lacra se hunde

Las denuncias por violencia de género en Aragón crecieron un 12% en Aragón en el primer semestre del año respecto al anterior, alcanzando las 1.631, según los datos del Consejo General del Poder Judicial. Un dato que, según las interpretaciones más benévolas, podría indicar que las mujeres se atreven más a denunciar a sus agresores. Pero una cifra que contrasta con la drástica reducción del presupuesto para igualdad y protección a las víctimas que ha sufrido la comunidad --y el país-- en el último lustro: por ejemplo, de 1.249.000 euros en 2011 a 599.000 para el año que viene. Con este panorama, que el secretario general del PSOE en Aragón, Javier Lambán --quien recordó los datos-- calificó de "atroz", se celebra hoy el Día Internacional contra la Violencia de Género. 

La directora del Instituto Aragonés de la Mujer (IAM), Pilar Argente, ofrecerá hoy una panorámica más amplia del estado de la lacra en la comunidad, según las actuaciones del instituto. Ayer, en un simposio sobre el tema celebrado en el Paraninfo, avanzó el crecimiento de las denuncias y que, sin embargo, las atenciones en el IAM se mantienen en cifras similares al año pasado. Los datos en torno al problema son tan variados que pueden parecer contradictorios. Por ejemplo, las denuncias crecen a mayor ritmo que los asuntos que llegan a ingresar en los juzgados aragoneses especializados --que suben un 7,7%--, o a los casos que controlan las Fuerzas de Seguridad. Según Interior, los casos activos a finales del pasado mes de septiembre --que requieren control de la Policía o la Guardia Civil-- habían bajado un 18% en un año, de 1.635 a 1.374. Los de riesgo, sin embargo, sí crecían, de 314 a 335. 

RETIRADAS 
Según el letrado Antonio José Muñoz, coordinador del Servicio de Atención a la Mujer (SAM) del Colegio de Abogados de Zaragoza, esta aparente contradicción se explicaría por los avatares que sufren las denuncias. "Por ejemplo, sigue ocurriendo que las retiran, por la dependencia económica o la presión de las familias. Vemos muchos casos en que el día del juicio se niegan a declarar, y si su testimonio es la única prueba, acaban en archivo", explica. No tienen estadísticas de estos archivos, pero pueden superar un tercio de los casos, "si esa retirada basta para cerrarlos y no hay otro testigo". 

Entre los expertos en la materia preocupa desde hace tiempo la incidencia de este problema entre los jóvenes. La diputada de IU en las Cortes Patricia Luquin incidió ayer en este aspecto, que habría que abordar de manera "más intensa" en su opinión, frente a la "desidia" del Gobierno autonómico actual. Luquin afirmó que los jóvenes, sobre todo las chicas, piensan que el acoso se debe a que "tu pareja te quiere" y que el maltrato solo existe cuando hay agresión física. 

CELOS 
Varios letrados consultados ayer coincidieron en que el fenómeno se enquista en la juventud, y que las chicas "lo perciben menos" incluso que sus madres. "Es un control más sutil, del tipo no me pongo esto porque no le gusta o no voy con estas amigas porque no le gustan", explicaba una letrada que prefirió permanecer en el anonimato. "Es sorprendente la cantidad de ellas que siguen pensando que los celos son parte del amor", indicó. Luquin incidió también en el presupuesto para igualdad, con ejemplos como la "congelación" del correspondiente al IAM en 3,3 millones, o los 48.000 para casas de acogida para víctimas, frente a los 315.000 de hace cinco años. 

Tanto IU como el PSOE como CHA anunciaron la presentación de sendas proposiciones no de ley y de preguntas al consejero Ricardo Oliván para incidir en la lucha contra la violencia, el mantenimiento (presupuestario) de la ley del 2004 y el respeto a los protocolos internacionales. CHA escenificó ayer ante la Aljafería un recuerdo a las 45 mujeres asesinadas por sus parejas este año en España, con la suelta de globos morados. Los partidos se unirán esta tarde a las diversas concentraciones de protesta convocadas por colectivos y oenegés. Cuyo presupuesto en subvenciones también se ha visto reducido en cinco años de 209.000 a 22.000 euros.

sábado, noviembre 22, 2014

Foro en Zaragoza sobre la violencia machista en los medios

La Universidad de Zaragoza, en colaboración con el Instituto Aragonés de la Mujer (IAM), organiza el simposio Los medios de comunicación contra la violencia de género en el que periodistas y juristas se darán cita, los días 24 y 25 en el Paraninfo, para debatir sobre la actitud de los medios ante este problema social. 

La inauguración del foro, el próximo lunes, correrá a cargo de Concepción Lomba, vicerrectora de Cultura y Política Social, y de Mª Pilar Argente, directora del IAM y su celebración quiere ser un reivindicativo del Día contra la Violencia de Género, que se conmemora cada 25 de noviembre. Con la organización de este encuentro, coordinado por el Observatorio de Igualdad de Género, la Universidad de Zaragoza refleja su compromiso con la igualdad y con una sociedad sin asesinatos ni violencia machista. 

Periodistas y juristas debatirán en Zaragoza sobre la violencia de género

"Los medios de comunicación contra la violencia de género" es el título del simposio organizado por la Universidad de Zaragoza, en colaboración con el Instituto Aragonés de la Mujer (IAM), que reunirá los días 24 y 25 de noviembre a periodistas y juristas para debatir sobre esta lacra social. 

La organización de este foro, que se desarrollará en el Paraninfo, es el reflejo del compromiso de la Universidad de Zaragoza a favor de la igualdad y de una sociedad sin asesinatos ni violencia, según ha informado la institución académica en un comunicado. 

La inauguración del simposio, el próximo lunes, correrá a cargo de Concepción Lomba, vicerrectora de Cultura y Política Social, y de Mª Pilar Argente, directora del IAM y su celebración quiere ser un reivindicativo del Día contra la Violencia de Género, que se conmemora cada 25 de noviembre. 

Así, el encuentro, que está coordinado desde el Observatorio de Igualdad de Género que depende del citado vicerrectorado, busca promocionar la igualdad de oportunidades de todas las personas que forman la comunidad universitaria e invitar a otros ámbitos no universitarios a debatir sobre el daño moral y social de la violencia machista. 

En los debates participarán profesionales de diferentes unidades de igualdad en otras universidades y de otros ámbitos que serán coordinados por profesionales de los medios de comunicación de Aragón. Entre los asuntos que se abordarán desde la óptica de los medios de comunicación destaca la formación universitaria para prevenir la violencia contra las mujeres y la perspectiva de género en los planes de estudio o las dificultades y avances en el tratamiento de la violencia machista en los medios. 

Desde el ámbito legal se abordaran las políticas de igualdad como antídoto de la violencia, el fiscal ante la violencia de género o las luces y sombras de la ley integral de violencia sobre la mujer.

Además, el martes se presentará el libro "Guía buenas prácticas para los medios de comunicación. Informar sobre la violencia contra las mujeres" del periodista y profesor de la Universidad Carlos III de Madrid José María Calleja, a la vez que se debatirá sobre los periodistas ante la violencia de género y cómo lo cuentan. 

Fuente El Periódico de Aragón

miércoles, noviembre 19, 2014

Las denuncias por violencia de género en Aragón crecen un 14%

 Una concentración contra la violencia de género, en Zaragoza. - Foto:EL PERIÓDICO

Aragón es, junto a Baleares, la tercera comunidad en la que más crecen las denuncias por violencia de género tras haberlo hecho un 14% en el primer semestre del año. Así lo expone un informe de la fundación Adecco basado en una encuesta a 500 mujeres víctimas que han acudido a sus oficinas en busca de una oportunidad laboral durante el último año con motivo de la celebración, el próximo martes, del Día Internacional Contra la Violencia de Género.

El estudio expone que en los últimos cinco años se ha producido una tendencia a la baja en el número de denuncias presentadas por violencia de género en España. Así, en el 2013 se registró el valor mínimo en el último lustro, con 124.892 denuncias, frente a las 142.125 de 2008 (un descenso del 12%).

Las mujeres encuestadas reconocen cómo la crisis ha supuesto un freno para denunciar, por el temor a no encontrar empleo y verse sin recursos. Este año y pese a los primeros atisbos de recuperación económica, un 75% de las encuestadas en Aragón así lo ha declarado: la difícil situación laboral no ayuda a tomar la decisión de interponer la denuncia.

El informe dice que el empleo es, probablemente, la principal herramienta para combatir la violencia de género, ya que dota de autoestima a la mujer víctima y le proporciona la autonomía e independencia necesarias para superar esta difícil situación. Así, un 65% de las mujeres víctimas en Aragón cree que un puesto de trabajo es la solución para romper el vínculo con su pareja y empezar de cero. 

miércoles, noviembre 12, 2014

La mujer asesinada en Barcelona denunció 20 veces a su pareja


El reguero de denuncias ha sido tan largo como inútil. Ana María Fábregas Escudé, la mujer de 52 años asesinada a martillazos por su pareja el martes en Barcelona, había denunciado hasta 20 veces al hombre que acabaría matándola. Fuentes judiciales explicaron ayer que las causas abiertas están repartidas por 15 juzgados de Barcelona. Hace dos semanas, el Juzgado de lo Penal número 4 condenó al homicida, Pedro Martínez Bustos, de 49 años, a una multa por quebrantar la orden de alejamiento dictada el pasado enero. 

El martes volvió a quebrantarla. 

Esta vez, la mató.

Pedro y Ana María, ambos alcohólicos, se conocieron en un centro de salud mental donde seguían una terapia de desintoxicación. "Se lo trajo a casa porque a él lo había dejado su mujer", explicaba ayer Rafaela Serrano, una vecina de 67 años, que había seguido las vicisitudes de la víctima desde que era adolescente. La calma duró muy poco.

DEPENDENCIA EMOCIONAL 

La primera denuncia data del 2001 y las últimas, la mayoría de ellas, de este año. Sin ir más lejos, el pasado 3 de junio Pedro Martínez declaró en el Juzgado de Instrucción número 3 de Barcelona por haber pegado a Ana María. Fuentes judiciales también dejaron constancia de que la denunciante "perdonaba" al agresor.

"Mientras estaba vigente la orden de alejamiento, fue ella misma la que nos contó que se seguían viendo y manteniendo relaciones", explicó ayer una funcionaria. 

La actitud de esta mujer es habitual en víctimas de violencia doméstica, afectadas de una dependencia emocional y económica que las lleva a confiar en que sus agresores cambiarán.

Una funcionaria judicial se quedó ayer estupefacta al ver que la mujer asesinada era la misma que meses antes, en el juicio contra su pareja por quebrantar la orden de alejamiento, le había dicho: "Este hombre me matará".


Fuente El Periódico de Aragón

martes, noviembre 11, 2014

Las armas del maltrato

RAFAEL J. ÁLVAREZ

Cenicero. Móvil. Cable. Tenedor. Cigarro. Las querellas de comisaría, las sentencias de la Justicia y las palabras íntimas de las terapias están llenas de sustantivos aparentemente inocentes. Cinturón. Bandeja. Zapato. Sartén. Paraguas. Fregona. Sin embargo, son obuses de maltratador, instrumentos de su poder volando contra las mujeres, cosas culpables. ELMUNDO ha rastreado con psicólogas y abogadas de centros de recuperación un centenar de denuncias, autos judiciales y casos en los que los agresores han usado como armas los objetos cotidianos de nuestras vidas, lo que demuestra el pegamento de la violencia machista en la sociedad.Portafotos. Libro. Mesa. Mano. Llavero. Agenda. Todo es material doméstico convertido en fuego enemigo, el colmo de la indefensión de las víctimas, que pisan un territorio de minas donde creían tener un hogar. 

«La casa deja de ser un lugar de seguridad», dicen las expertas que trabajan en la rehabilitación de las mujeres azotadas por fuera y por dentro. En medio de la costumbre de su ira, los violentos tiran de lo que tienen a mano o de lo que han planeado, látigos tan básicos como los dedos en la garganta o tan sofisticados como el agua fría que hiela sin dejar huella.

Percha. Toalla. Bolígrafo. Mando de la tele. Manzana. Taza. Cordón. Varios de los nombres y los lugares citados en esta investigación están cambiados por motivos de seguridad, ya que determinados casos permanecen sub júdice y en la mayoría de ellos los agresores siguen en libertad, hombres buscando venganza contra las mujeres a las que dicen haber amado.
Algunas identidades son falsas, pero todas las historias son tan ciertas como las cosas que se tocan. Vaso. Cuchillo. Jarrón. Silla. Plancha. Bote de Coca-Cola...

Arantxa, Sara, Paula, María, Sonia...

El hombre se enfadó, escupió algunos insultos y de repente vio el paraguas apoyado en la pared. Lo cogió y empezó a azotar a su mujer mientras ella se protegía la cabeza de aquel granizo de golpes. En medio de la tortura, el paraguas se rompió. «Ella recuerda que a partir de ahí fue más doloroso aun, porque del paraguas sólo quedaban las varillas...». 

La memoria histórica de Arantxa es una cicatriz en el brazo, un surco en su carne como de cuneta, el recuerdo de las fosas del maltrato. El día que huyó de su verdugo salvó el pellejo y hoy es una mujer sobrevivida, equipada con la fortaleza de sus compañeras y de las profesionales de uno de los centros de recuperación de mujeres víctimas de violencia de género salpicados por España.

La denuncia de Sara narra que en el atardecer del 3 de mayo de este año, Luis llegó a su casa de Madrid y se la encontró acostada en la cama. Le ordenó que se levantara para que le hiciera la cena, ella se negó y él empezó a insultarla. Como Sara insistía en desobedecerle, Luis amplió la agresión a los golpes, los tirones y los puñetazos. Y en el fragor de su poder cogió la plancha apoyada en la tabla de la habitación y se la lanzó a Sara apuntándole a la cabeza. El parte de lesiones desvela la abrasión y la herida de Sara cerca de la frente, pero no la erosión de su ánimo y su autoestima, ese planchazo final a seis años de palizas que algún día la habían llevado hasta el oxígeno de La Paz.

Igual Sara no se siente tan sola cuando sepa lo que le pasó a Paula aquel día de 2012 en que a su novio le pareció mal que fumara. El hombre, miembro de las Fuerzas de Seguridad del Estado, le arrancó el pitillo de los dedos y se lo estampó en la boca arrasándole los labios y la lengua ante el espanto de los niños en su casa de Sevilla. Unido a un pasado de años de bofetadas y humillaciones, aquel incendio le valió al servidor del Estado una orden de alejamiento.

El martillo y los dedos

O la desventura sorda de María una tarde de noviembre de 2013 en Galicia. Sin venir a cuento, Antonio la acusó de tener sexo con otros hombres y le dio igual las veces que ella lo negara. La cogió por el cuello, la tiró al suelo y la golpeó sujetándole la cara con su rodilla. Antonio había estado haciendo unas chapuzas y tenía cerca la caja de herramientas. Se apartó un instante de María, cogió el martillo, volvió a su presa y le golpeó los dedos como si cada impacto fuera un clavo de su poder.
«Todo tiene que ver con la dominación. Los objetos son sólo los instrumentos del poder, la manifestación física de lo que los maltratadores piensan. Se sienten dueños de las mujeres y cuando ellas les discuten esa estructura mental, reaccionan. Y usan lo que tienen a mano o lo que saben que les causa miedo, como los cuchillos, uno de los clásicos». 

Habla una psicóloga especializada en violencia de género que trabaja en un centro de rehabilitación integral instalado en un lugar oculto de una comunidad autónoma española. Desde hace dos décadas, por allí han pasado miles de víctimas, y las psicólogas que las ayudan saben de qué está hecho el arsenal casero de la violencia. «Ellos usan cables para ahogarlas o azotarlas, les tiran móviles, mandos de la tele, perchas, bandejas, vasos, sillas... Todo lo que está encima de la mesa es susceptible de serles arrojado. Les golpean o aprisionan la cabeza contra la pared. Les acercan la cara a la sartén con aceite hirviendo. Usan los propios collares de las mujeres para apretarles el cuello... La lista es interminable». 

En ese centro volvió a la vida Manoli, que fue valiente para contar un historial de años llenos de torturas. Por ejemplo, la de una tarde en que Juan llegó a casa y al saber que ella había estado unas horas fuera la acusó de haberse acostado con otro. O, para ser exactos, con otros: «¡Puta, que te tiras a todo el barrio. Te voy a matar!». La empezó a golpear y la arrastró por el pelo hasta la cocina. Allí, entre insultos y zarandeos, el tipo arrancó el alargador del cable de la tostadora, se lo anudó a su propia mano y comenzó a azotar a la mujer por el lado del enchufe. Ella se acurrucó para proteger su cabeza, pero no pudo evitar las heridas y los moratones de los brazos y la espalda. Las amenazas de él y el miedo de ella completaron la violencia para que los días fueran borrando las huellas de su hazaña.

Le acercó la cara a la sartén incandescente

La psicóloga de otro centro especializado en violencia machista, también oculto, en una provincia del sur de España explica por qué ser víctima de las cosas cotidianas es tan devastador. «La casa deja de ser el lugar de seguridad para convertirse en otro lleno de objetos que antes eran nuestros y ahora son armas en manos del maltratador. A veces, ante la inminencia de una nueva agresión, las mujeres miran de reojo a su alrededor y algunas esconden cosas como ceniceros o figuras de adorno. O, como están acostumbradas a que las empujen y las tiren, llegan a colocarse en el lugar de la agresión procurando que no haya nada al lado contra lo que chocar, como mesas, sillas o incluso estufas, que son objetos contra los que han sido lanzadas otras veces y les han hecho daño». 

En abril de 2013, en una ciudad de Aragón, el juez ordenó protección para Sonia y alejamiento para Pedro después de oír cómo eran sus vidas. Él no la dejaba salir si no era con él, oteaba su móvil cada día, la llamaba desde donde fuera y le demostraba, puertas adentro, quién mandaba en casa. Los golpes de un día llegaron con fotos hasta la comisaría, pero lo que no tenía imágenes eran las violaciones de cada noche ni la mañana en que el hombre, con ese amor que demuestran los celos, agarró a Sonia por la cabeza, se la llevó hasta la cocina y le acercó la cara a la sartén incandescente hasta que ella sintió venir la muerte o el espanto de una vida desfigurada para los restos. Por fortuna, se pudo escabullir y hoy a Sonia sólo le arde dentro el volcán de la memoria.

En marzo de este año, la denuncia de Laura describe cómo su marido eligió un machete de cortar carne para completar sus minutos de agresión en la casa de Logroño y en octubre del año pasado, la de Carmen relata una vida llena de objetos voladores bien identificados contra ella: teléfonos móviles, bolsos... y botes de Coca- Cola.

La violencia de género es tan machista que hasta el cubo de fregar es una agresión dentro de la agresión. Debió ser la culminación de las ideas de Fernando la tarde en que tras un puñado de insultos y empujones cogió el cubo que Alicia había usado para fregar la casa y se lo vació entero sobre el cuerpo. La denuncia vomita que el hombre tiró al suelo a la mujer y la tuvo allí, empapada y triste, «hasta que le pidió perdón al agresor». 

A veces las mujeres poseen cosas que se vuelven contra ellas, el colmo de la indefensión y el miedo. «Los maltratadores suelen utilizar los colgantes o las gargantillas de las mujeres para apretarles el cuello. Cuando nosotras estamos en contacto con ellas antes de que ingresen en el centro, les solemos decir que se los quiten, que no los lleven puestos», dice una psicóloga. Pero hay objetos que no se pueden quitar, que sirven para ir por la vida. «Es habitual que los agresores azoten o golpeen a la mujer con los zapatos de tacón. Les parece mal cómo van vestidas, las tachan de putas, las obligan a cambiarse de ropa y cuando ellas se quitan los zapatos, ellos los usan como instrumento de agresión».
Los cuchillos y los cinturones son unos «clásicos» del maltrato, según las psicólogas y abogadas que han participado con ELMUNDO en este rastreo. «Cuando ellos las azotan con el cinturón se aseguran de darles con la parte de la hebilla. Eso es muy típico. Los cuchillos pueden ser una agresión o una amenaza. En nuestro centro, al comienzo del programa de recuperación, algunas mujeres no entran en la cocina porque les impresiona la visión del cajón de los cuchillos. Y algunas de ellas nos cuentan que en su casa llegaban a esconderlos».

Privación de sueño y conducción temeraria

Hay otras violencias sin cosas pero tan cotidianas que sólo se entienden desde la víctima. «La conducción temeraria y la privación de sueño son habituales. Ellos se enfadan y empiezan a correr. Por supuesto, conducen ellos. Aceleran, frenan bruscamente y vuelven a correr mientras ellas les ruegan que paren, muchas veces con los niños detrás. Y hay muchos casos de tortura durante la noche. Ellas se niegan a mantener relaciones sexuales y ellos golpean la pared durante horas, pum, pum, pum. Hacen ruidos, se mueven en la cama... '¿Te estás durmiendo? Pues jódete'. Y pasan horas evitando que la mujer descanse». 

Eso le pasó a Olga, según la denuncia que interpuso el año pasado en un juzgado de Madrid. Tras una vida de maltrato, relató cómo las noches que ella no accedía a tener sexo con su marido, él «golpeaba la pared y la mesita de noche encendía las luces y la zarandeaba» cuando advertía que ella abrazaba un instante de sueño. Violencia sin cosas.O sí: coches y camas.
Y el arma por excelencia:la palabra. «La humillación, el insulto, el menosprecio, la ridiculización, la acusación, la duda y la amenaza son las heridas que más tardan en curar», dicen las psicólogas que tanto saben de las inocentes. «Aquí, en terapia, está la verdad desnuda, la que sale mucho después de la prisa y los nervios de la denuncia, la más completa. Quienes dicen que las víctimas de violencia machista denuncian para obtener algo deberían saber que la verdad que sale aquí, en la terapia, es mucho más dura aun que la que se denunció». 

Cuando llevaba un rato de paliza, Antonio empujó a Lucía a la ducha y la empapó de chorros helados y fuertes, ajeno a las súplicas y el pavor. Luego la sacó de la bañera y la cogió por la melena arrastrándola camino de la cocina. Y allí, entre golpes y gritos, abrió la parte inferior de la nevera y le metió la cabeza en el congelador hasta que el pelo de Lucía, tintineado de escarcha, empezó a endurecerse...

Fuente El Mundo

miércoles, octubre 22, 2014

La Policía impartirá charlas en colegios sobre los riesgos de internet y la violencia machista

Miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado impartirán este curso en los colegios aragoneses charlas sobre convivencia y seguridad en el entorno escolar y, especialmente sobre los riesgos en internet y la violencia sobre la mujer.

Además de las charlas, los centros contarán con actividades complementarias y exhibiciones de Guardia Civil y Policía Nacional, en el marco del Plan Director para la Convivencia y Mejora de la Seguridad en los Centros Educativos y sus Entornos, han informado fuentes de la Delegación del Gobierno en Aragón en una nota de prensa.

Hoy se ha celebrado en Zaragoza la primera reunión del Plan del presente curso a la que han asistido representantes de la Delegación del Gobierno en Aragón y subdelegación del Gobierno en Zaragoza; de Guardia Civil y Policía Nacional; del Gobierno autonómico y de las federaciones de asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de Aragón (FAPAR) y Cristiana (FECAPARAGON).

El curso anterior más de 27.000 alumnos asistieron a algún tipo de actividad en los 477 colegios a los que fueron los agentes y se impartieron 1.316 charlas, cifras que se prevén superar este curso.

Ya se han impartido una veintena de charlas y más de 200 centros escolares han manifestado su interés en continuar con las actividades.

Como novedad para el presente curso se ha planteado la participación de este Plan en centros para adultos.

Entre los asuntos que se tratan figuran cuestiones como el acoso escolar; drogas y alcohol; bandas juveniles; violencia de género; y riesgos en internet.

Los encuentros con los alumnos sirven para profundizar en los problemas que les afectan como colectivo y se les hace partícipes de la responsabilidad conjunta que tienen de rechazar, combatir y denunciar las malas conductas que tiene lugar en los centros educativos y que afectan a los compañeros.

Con este plan se pretende que estudiantes, profesores y padres de alumnos conozcan mejor los recursos policiales que tienen para prevenir y denunciar malas conductas en los colegios y los entornos.

Asimismo, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, a demanda de los centros educativos, evitan malos comportamientos en los centros reforzando su presencia.

Cuerpo Nacional de Policía y Guardia Civil han fijado como objetivos cumplir con todas las peticiones solicitadas y dar una respuesta rápida a las denuncias presentadas, así como fortalecer, año tras año, los servicios de prevención demandados desde los centros escolares.

Fuente El Periódico de Aragón

domingo, octubre 19, 2014

Miedo a denunciar en el ámbito rural por el qué dirán

El grueso de las denuncias por violencia machista se produce en las grandes ciudades. Es lógico porque el número de habitantes es mayor. Pero existe otro factor: el miedo al qué dirán los vecinos. 

Desde la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (Fademur), su presidenta, Teresa Sevillano, explica que a las mujeres que viven en pequeñas localidades les cuesta "mucho más" decidirse a denunciar ya que "todos se conocen y las relaciones con la víctima y las familias son directas". Un hecho que provoca que sufran "mayor verguenza". 

La directora del Instituto Aragonés de la Mujer (IAM), Pilar Argente, señala la existencia de "prejuicios sociales y culturales" como factor de riesgo. El Gobierno de Aragón, mediante un convenio con las comarcas, facilita los servicios de información, de asesoramiento y de atención psicológica y jurídica. 

Desde Fademur apuntan que los recursos no llegan igual y que, además, los desconocen. "Una de cada 10 mujeres del mundo rural no sabe que existen sitios donde pedir ayuda", lamenta Sevillano.

Entre otros servicios, dice, no hay casas de acogida. "Es impensable, primero económicamente y segundo, no creo que una mujer deje su pueblo para irse a la cabecera de comarca a un hogar porque la idea de estas viviendas es el anonimato y aquí eso es complicado". 

La presidenta de Fademur ve complicado lograr ya no solo erradicar la violencia de género, sino lograr que las mujeres den el paso a denunciar. "Hace falta más información y un cambio, son gente mayor y lo ven como algo dentro de la normalidad, forma parte de su educación".

El IAM se ha marcado como meta formar a las asociaciones de mujeres para que se conviertan en un referente y logre romper este silencio del mundo rural.

Los jóvenes, objetivo en la lucha contra la violencia de género

La violencia de género sigue siendo la asignatura pendiente de la sociedad. Las instituciones apuntan al relevo generacional como el camino para acabar con esta lacra. En el segundo trimestre del año, 833 mujeres denunciaron ser víctimas de violencia machista. 15 más que en el primero. Esto hace que en lo que se lleva de año 1.651 mujeres hayan acudido a los juzgados. Aragón es la comunidad con la menor tasa de mujeres que rechazan seguir adelante con la denuncia. Solo un 1,35% de las 833 agredidas lo hicieron. El 21,65% de las denuncias incluía una petición de protección.
Son los datos del Observatorio Judicial contra la Violencia Doméstica y de Género que reflejan la situación actual, pero no el futuro.
La directora del Instituto Aragonés de la Mujer (IAM), Pilar Argente, explicó que "la normativa existe, pero lo que se necesita es cambiar el comportamiento social y la clave está en los jóvenes". El motivo que alegó es que son "el relevo generacional necesario para erradicar este fenónemo". Entre los que, además, se están incrementando los casos de acoso. "Los brotes y las reacciones entre los jóvenes son muy preocupantes".

EN LAS AULAS Una idea en la que coincide la psicoanalista Mónica Goremderg. "Está volviendo el sexismo entre los jóvenes". La psicoanalista explicó que se tiende a confundir el amor con el acoso. "18 mensajes al móvil al día no es amor, es acoso y violencia excesiva sobre la personas".
Cruz Roja realiza sesiones en centros escolares en las que se les explica conductas violentas, entre ellas, las de género. "No entienden los celos como un factor de control y riesgo, creen que es porque se quieren mucho", explicaba la coordinadora del proyecto, Noelia Vega.
Goremderg apuntó, entre otras cosas, a los cambios sociales y la entrada de la mujer al trabajo. "No puede dedicarle el mismo tiempo a sus hijos y los padres ya no son patrones de valores".

CAMPAÑAS La psicoanalista cree necesario realizar más campañas destinadas a los jóvenes, coordinadas y de peso. "Con un taller de 8 horas no hacemos nada porque para los estudiantes significa saltarse la clase". Asegura que las publicitarias tienen su efecto porque le permiten a uno saber que no son ni únicos ni raros. Desde el IAM van a lanzar una campaña a través del móvil para que llegue al adolescente y le permita detectar riesgos de violencia. La mayoría de los casos juveniles se quedan en violencia psicológica, pero, como dice Goremderg, "antes de la física, ha habido psicológica".
Según el último boletín del Gobierno de Aragón sobre violencia, los casos entre los menores de 17 años todavía no son alarmantes. Hasta agosto en Aragón había 13 casos activos de violencia de género entre menores de 17 años. 404 en España.
A pesar de los datos, la directora del instituto de la mujer precisó que en lo que va de año no ha habido ninguna víctima en Aragón a causa de este tipo de agresiones. Además, señaló, "cada vez existe más conciencia social y las mujeres anteponen más su dignidad y sus derechos frente al miedo a denunciar" al número de teléfono 016 cuyas llamadas no se reflejan en las facturas.

Por CARLOTA GOMAR para El Periódico de Aragón

sábado, octubre 18, 2014

El barrio zaragozano de Arcosur correrá contra la violencia de género

El próximo 2 de noviembre, Arcosur dará un paso al frente contra la violencia de género con la organización del I Desafío Arcosur, cuyo plato fuerte será una carrera de 10 kilómetros contra la violencia de género y en apoyo a las mujeres víctimas de esta lacra social. El acto contará con la participación del campeón del mundo de Atletismo, Abel Antón. Además, los niños podrán participar completamente gratis en los clincs de atletismo y golf dirigidos por los medallistas olímpicos Valentí Massana y Manolo Martínez y la golfista Raquel Carriedo

Récord de denuncias por violencia machista retiradas

Un total de 31.699 mujeres presentaron denuncia por violencia machista en el segundo trimestre del 2014, pero 4.188 acabaron retirándola, lo que eleva al 13,2% la tasa de mujeres que renuncian a continuar el proceso. Es el porcentaje más alto desde que en el 2007 el Consejo General del Poder Judicial comenzó a recoger esta variable estadística. El balance trimestral difundido ayer por el Observatorio de Violencia Doméstica y de Género destaca que las renuncias han aumentado el 5,7%. En los mismos tres meses del año pasado hubo 3.961, el 12,58% de las denuncias presentadas. 

La tasa de mujeres que renuncian a seguir con su denuncia ha ido incrementándose desde el año 2007, cuando fueron una de cada diez. En el 2008 subió hasta el 11,3%, y aunque en el 2009 se elevó hasta el 12,6%, durante los años siguientes se mantuvo en valores inferiores: 11,7% en el 2010 y 11,69% en el 2012. El 69% de las mujeres que denunciaron violencia machista eran españolas y el 31%, extranjeras. En las renuncias, el porcentaje de foráneas asciende al 38% y el de nacionales baja al 62%.

La presidenta del Observatorio de Violencia Doméstica y de Género, Ángeles Carmona, expresó la "preocupación" del organismo por el aumento de las renuncias y animó a "poner el acento en el necesario acompañamiento de la víctima a lo largo del procedimiento judicial". Para Carmona, hay que instar a la denuncia para "que exista una mejor respuesta institucional de protección a la mujer y a sus hijos". "Los datos ponen de manifiesto que apenas se ha elevado este trimestre el número de denuncias en relación al mismo trimestre del 2013, pero sobre todo me preocupa que siga siendo muy bajo el porcentaje de personas allegadas que ponen en conocimiento de las autoridades los hechos delictivos", comentó.

Por autonomías, Baleares (21,9%), Murcia (18,1%) y la Comunidad Valenciana (16,6%) fueron las que registraron una mayor tasa de denuncias por cada 10.000 mujeres. Los juzgados de violencia sobre la mujer recibieron 8.428 solicitudes de órdenes de protección, un 1,49% más que el año pasado. Sin embargo, acordaron el 55% de las solicitadas frente al 59% del total que se concedió en el 2013, y el volumen ascendió a 4.675, un 4% menos que en la etapa anterior. Del total de las sentencias, el 61,3% fueron condenatorias.