Cuando fue agredida por su pareja, Martha, de 35 años, decidió sentar una denuncia por violencia intrafamiliar. Sin embargo, en el proceso legal hay al menos siete obstáculos que impiden que se logre sancionar al esposo violento.
Cuando una mujer denuncia la violencia de género puede dirigirse a la Brigada de Protección a la Familia, a los SLIM, Fiscalía, Cidem o a la Defensoría de la Familia donde el caso será registrado. La primera traba que tienen es que si la pareja no es casada o convive (sólo son novios), el caso no procede como violencia intrafamiliar y solo cuenta como agresión.
“Para que la víctima pueda seguir adelante con el proceso deberá contar con un examen otorgado por el Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF) que detalle sus lesiones y días de impedimento”, explicó Marcelo Claros, director de la Defensoría Municipal que regentan los SLIM. Sin embargo, La Razón constató que en el IDIF la atención se realiza en horarios de oficina, por lo que si la agresión ocurre en fin de semana, no se puede conseguir informe forense.
Otra dificultad es la notificación del agresor. “Como la Brigada de protección a la Familia no cuenta con personal para hacer este trabajo, se le pide a la víctima que se encargue de hacerle llegar el documento”, explicó la teniente coronel Rocío Molina, directora de la Brigada de Protección a la Familia.
En este proceso muchas mujeres no tienen los medios o simplemente dejan el caso. “Cuando una mujer está sufriendo violencia, muchas veces está muy asustada y no sabe qué hacer”, explicó Janeth Nogales, abogada del Centro de Investigación de Desarrollo de la Mujer (Cidem).
Además, según el grado de violencia, los agresores huyen o desaparecen por un tiempo ( por ejemplo: dos meses), lo que también puede generar el abandono del caso.
La revictimización, cuando a la víctima se le pide que repita y detalle una y otra vez las circunstancias de la agresión, es otra traba. Las mujeres rehúyen recordar golpizas, violaciones o humillaciones. Otras temen confrontar al agresor y las entidades insisten en la conciliación. Otra limitación para seguir con la denuncia es la dependencia económica (cuando la mujer no trabaja) y emocional (presiones sociales, familiares y la situación de los hijos).
De cada diez denuncias por violencia intrafamiliar, sólo dos seguirán su curso. “La Ley 1674 (Contra la Violencia en la Familia) no es sancionadora. Si el agresor se encuentra en estado de ebriedad, éste permanece ocho horas arrestado. Si las lesiones provocadas sobrepasaran los ocho días de impedimento, el caso se remite para que se siga un proceso”, indicó la coronel Molina, de la Brigada de Protección a la Familia, que en estos dos meses atendió 1.026 casos de violencia de género.
La ley integral
Con la nueva Ley Integral en favor de la mujer se prevé reducir los pasos de un proceso de denuncia para que garantice la seguridad de la mujer, que el trámite sea expedito y que las sanciones sean drásticas.
El perfil del agresor
- Celos
Si el varón la encierra, no la deja salir, no permite que se encuentre con sus parientes y amistades, constantemente muestra celos y desconfianza; encaja en el perfil de agresor.
- Inseguridad
Si el trato de la pareja produce miedo y desconfianza, y la mujer siente que no está segura en su casa, debe buscar un sitio para resguardar su integridad.
- Personalidad
Un cónyuge agresor tiene cambios de humor bruscos y violentos, y obliga a la pareja a tener relaciones sexuales sin consentimiento, porque cree que ella es inferior.
- Chantajes
Si su pareja expresa el deseo de separarse de su cónyuge, el agresor emitirá constantes amenazas relacionadas con los hijos o con la integridad de la mujer.
- Violencia
Si el varón ha quemado, fracturado o ha intentado asfixiar o ahorcar a la esposa, la mujer corre peligro y precisa resguardar su integridad mudándose para estar lejos del agresor.
- Aislamiento
Se da cuando la pareja aleja a la esposa de su familia y la relación con ellos se ha deteriorado al punto de que la mujer siente que no cuenta con el apoyo filial.
- Venganza
Cuando el varón es vengativo, rencoroso y cree que es normal golpear a la mujer, para luego pedirle perdón y creer que las cosas se solucionan, es un agresor.
- Heridas
Si la mujer ha sido maltratada con armas de fuego, cuchillos o sogas, corre riesgo de que el agresor pueda acabar con su vida durante la agresión.
La primera vez, a sus 15 años, le cortó la cara y hace 6 meses, el cuello
Liliana Aguirre
Carmen (nombre ficticio) tiene 29 años y su pareja 49. Lo conoció cuando ella tenía 15 años y comenzó una relación marcada por la violencia.
“Ese mismo año me pegó y cortó la cara por celos porque creía que yo le engañaba”, contó la víctima. Sin embargo, a los 18 años quedó embarazada de su agresor y tuvo su primer hijo. Hoy, a los 29 años, es madre de tres niños y su cuerpo evidencia los maltratos que la acompañaron todo este tiempo.
“Al principio no entendía bien qué pasaba, pensaba que era normal lo que le sucedía. También cuando era niña mi padre le pegaba a mi madre”, rememoró.
“He estado 14 años callada, he soportando que me pegue, que quiera tener relaciones sexuales cuando quiera, pero ahora lo estoy denunciando, ya no es justo, porque me cortó con una botella a la altura del cuello por celos”, narró Carmen.
Denuncia. Carmen decidió sentar una acusación en la Brigada de Protección a la Familia, pero uno de las trabas que identifica es que no sabe qué hacer con sus tres hijos, porque ella nunca ha trabajado y depende económicamente de su pareja.
“Es difícil porque yo no sé cómo voy a conseguir dinero para mantener a mis hijos. Además estas heridas en mi cara hacen que nadie quiera contratarme para trabajar; la gente desconfía”, argumentó la mujer que inició el proceso legal.
Fuente La Razón
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