Dos años después de la aplicación de la ley integral de violencia contra la mujer, el número de muertas no disminuye. En lo que va de año son ya 41. El Gobierno se plantea si los medios de comunicación informan correctamente o, por el contrario, pueden estar provocando un efecto llamada en los potenciales agresores.
No es la primera vez que se discute sobre las posibles consecuencias negativas que puede acarrear la información. El tratamiento del terrorismo ha sido objeto de largos debates entre quienes defienden la libertad de información y quienes sostienen que los medios pueden convertirse en altavoz de los violentos.
El Gobierno quiere ahora trasladar esta reflexión a la violencia de género. Por ello, convocará a los medios de comunicación antes del verano para explorar la posibilidad de que elaboren un código de autorregulación sobre las noticias relacionadas con esta materia. En juego está el papel que deben asumir los medios de comunicación, comprometidos por su propia naturaleza en la defensa de la libertad de información.
El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, se ha basado en informes de especialistas para plantear la celebración de una reunión con los representantes de los medios. "Los expertos consideran que el tratamiento informativo no es el más adecuado. Algunos son partidarios de establecer normas sobre determinados asesinatos", afirma un portavoz ministerial.
El presidente de la Federación de Asociaciones de la Prensa de España, Fernando González Urbaneja, se reconoce escéptico sobre los efectos que este tipo de informaciones tienen en los potenciales agresores. "Los mensajeros no somos el agente propagador de la plaga", afirma. Y duda, aún más, del efecto repetición. "Pensar que porque las cosas no se cuenten no ocurren me parece demasiado infantil".
Fuentes de la delegación especial del Gobierno de Violencia contra la Mujer aseguran que han observado un "agrupamiento" temporal en las muertes. "Puede haber dos o tres semanas sin sucesos trágicos y luego seis o siete casos seguidos". Y recuerdan las recientes declaraciones del presidente del Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia, José Sanmartín, en las que asegura que los medios no deberían informar "nunca, jamás" sobre el modus operandi en los casos de violencia sexista, ya que "eso da ideas y crea escuela".
Urbaneja rebate esta tesis de plano. "Si pretenden que las noticias no se publiquen, en ese viaje no nos van a encontrar. Cada medio hará lo que su línea editorial le aconseje. Establecer normas es innecesario, inútil y contraproducente". No obstante, se muestra abierto al diálogo. "Si nos convocan iremos y llevaremos nuestras propuestas".
Un portavoz de Asuntos Sociales insiste en que la iniciativa no pretende ocultar las informaciones. "Se trata sólo de ir por el camino que apuntan los expertos". Y enfatiza que no se puede interpretar como una censura. "Intentamos que la redacción de una noticia no sea perjudicial sino que ayude a atajar el problema. Entendemos que eso no es coartar la libertad de expresión de nadie".
Consuelo Abril, presidenta de la Comisión de Investigación de Malos Tratos a Mujeres, coincide en la necesitad de extremar las cautelas a la hora de informar pero no tiene claro el efecto imitación. "El problema es ancestral y la ocultación no nos lleva a nada. No podemos culpar a los periodistas de los muchos fallos que tiene la ley, que es muy buena, en su aplicación. Eso lo tiene que mejorar el Gobierno".
Los medios están a la espera de la convocatoria anunciada por Caldera. De momento, y en nombre de las televisiones privadas, el secretario general de Uteca, Jorge del Corral, cree que la posibilidad de moderar el tratamiento de las informaciones es "un asunto delicado, porque afecta a derechos fundamentales". Y afirma que "si empezamos a autorregularnos en todas las materias, al final no habrá noticias".
Fuente El País
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