El primer centro de atención integral para las víctimas de violencia de género existente en España se inauguró ayer en Gijón, con la asistencia de la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, y del presidente de Asturias, Vicente Álvarez Areces. La sede, que recibe el nombre de la Casa Malva, consta de más de 5.000 metros cuadrados y alberga un centro de atención para mujeres maltratadas y 42 viviendas repartidas en dos edificaciones, en las que podrán alojarse las víctimas de violencia de género durante año y medio.
La Casa, en la que se han invertido 4 millones de euros cofinanciados por los gobiernos central y asturiano, es de titularidad autonómica y se ha construido sobre una parcela cedida por el Ayuntamiento de Gijón.
El complejo consta de dos edificios. En uno han sido habilitados servicios sociales de emergencia, así como de apoyo, acogida y recuperación de las mujeres maltratadas, además de diez pisos de emergencia y otros veinte de larga estancia, sala de estar, ludoteca para los niños, cocina y comedor. Un segundo edificio cuenta con otras 12 viviendas unifamiliares tuteladas. Las viviendas comparten un patio exterior con una zona de juegos infantiles para los hijos de las mujeres víctimas.
El centro, que se integrará en la red regional de Casas de Acogida, que ya cuenta desde 2000 con sedes en Oviedo, Gijón, Avilés y Valdés, se ubica en una zona nueva y joven de la ciudad y recibe su nombre (Casa Malva) en alusión al color que sirve de rasgo identitario del movimiento feminista y con el que ha sido pintada la fachada del complejo, tratando con ello de alentar su visibilidad.
La vicepresidenta del Gobierno señaló que el nuevo centro es una "referencia del buen hacer en política, dando prioridad a la acción pública" en la atención a las mujeres que han sufrido la peor lacra de la sociedad: la violencia doméstica".
Fernández de la Vega opinó que con este tipo de actuaciones la violencia sexista deja de ser una cuestión privada para convertirse "en un problema social y político de primer orden". "Ya es hora de dejar de esconder a las mujeres de sus agresores. Son sus agresores los que no tienen cabida. Las mujeres ya no están solas. A partir de ahora tendrán garantizados sus derechos para que encuentren seguridad y protección frente al agresor y para que la tutela judicial funcione y contribuya a resolver su situación".
Fuente El País
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