La Guardia Civil ha encontrado en una zona conocida como Chan da Lagoa, en el municipio pontevedrés de Baiona, el cadáver de Águeda González, la joven de 21 años de edad que permanecía desaparecida desde hacía siete días, según las indicaciones de su presunto asesino, Francisco Javier Reyes Barreiro.
Águeda González salió de su casa, en la parroquia de Baredo, el mediodía del pasado miércoles para hacer fotocopias, pero que nunca volvió y a partir de ese punto se perdió su rastro. Incluso se encontró perfectamente aparcado en Baiona el coche de su hermano, que la joven había empleado para desplazarse.
Francisco Javier Reyes Barreiro, de 29 años de edad, se ha declarado culpable del asesinato de la joven, a la que estranguló el mismo día de su desaparición, el miércoles 11 de enero, y dio tres puñaladas, según informaron fuentes de la investigación.
Tras la declaración inculpatoria del detenido, que es natural de Baiona -el mismo municipio de la víctima-, agentes de la Guardia Civil de la Comandancia de Pontevedra, la juez del juzgado de instrucción número 3 de Vigo y un médico judicial se trasladaron a la zona conocida como Chan da Lagoa, un área recreativa de Baiona, siguiendo las instrucciones del presunto asesino.
Con las indicaciones de Francisco Javier Reyes Barreiro, los agentes de la Guardia Civil localizaron en Chan da Lagoa el cadáver de Águeda González, que estaba escondido en una pequeña cueva, cuya entrada estaba tapada con piedras.
Según se manifiesta en Red Feminista, el asesino mantenía o mantuvo una relación sentimental con la víctima.
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1 comentario:
Yo al crecía junto a Águeda, en el Colegio Público de Fontes Bahiña, por ello la conocía estube 13 años de mi vida con ella.
Era una chica dulce, buena, timida y alegre a la vez.
Simpre ayudaba a los que podía.
Y exigo como lo hace la familia, que se le impute al asesino los años de condena que le pertenezcan y que los cumplan sin remordimientos ya que el tampoco los tubo al hacerlo lo que le hizo a ella.
Debería en estos casos no salir nunca de la carcel, pudrirse allí, y agonizar como él la hizo agonizar a ella.
Ojalá la condena sea elevada y nunca más lo volvamos a ver.
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